Abstract | dc.description.abstract | Durante el último tiempo la definición de “discapacidad” ha evolucionado de un modelo
médico, es decir, en donde se veía a las personas con discapacidad como personas
netamente enfermas, a un modelo biopsicosocial, en donde se entiende que
efectivamente hay una condición orgánica de la persona (que puede ser temporal o
permanente)1
. Sin embargo, esta condición orgánica va a significar una discapacidad al
momento de mezclarse con las llamadas “barreras del entorno”, concepto que hace
alusión a la falta de condiciones físicas que permitan el pleno desplazamiento de las
personas con discapacidad, como, por ejemplo, la falta de ramplas, ascensores, barandas
de apoyo, etc. Estas barreras también pueden ser actitudinales, haciendo alusión a todas
aquellas barreras culturales que impiden la inclusión de las personas con discapacidad en
los distintos ámbitos de la vida, simplemente porque las personas sin discapacidad no
confían en las habilidades que este grupo de diversidad puede tener o desarrollar. Al existir
estos dos factores, es decir, la condición orgánica de la persona, sumado a las barreras del
entorno, es cuando produce la condición de discapacidad.
Esta definición biopsicosocial se desprende de la Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad en donde participaron las personas con
discapacidad y sus organizaciones representantes, que fue aprobada por la Asamblea
General de Naciones Unidas en el año 2006 y ratificada por Chile en el año 2008.
Bajo este concepto biopsicosocial de la discapacidad, se realiza en el año 2015 el segundo
Estudio Nacional de Discapacidad (ENDISC II) reflejando que, en nuestro país más de un
20% de la población nacional adulta, es decir, mayor a dieciocho años presenta algún tipo
de discapacidad2
lo que los convierte en el colectivo minoritario más grande de nuestro
país. De ellos el 57,2% se encontraban inactivos al momento de tomar la encuesta, lo que
refleja una amplia exclusión de este grupo del mundo laboral contribuyendo así al círculo
de vulnerabilidaden el que viven las personas con discapacidad en el país
3
, replicando la
situación que se viven las personas con discapacidad en los distintos lugares del mundo.
Esta exclusión sistemática de las personas con discapacidad, particularmente del mundo
del empleo ha significado un desafío tanto para los individuos, el mercado laboral y el
Estado, en un marco en donde se entiende que la exclusión ya no es aceptable y que el
paradigma que impera hoy respecto de las personas con discapacidad es el de la inclusión,
entendiendo esto no sólo como una cuestión ética (de hacer valer los derechos de
todas las personas), sino tomando el peso de que es un grupo significativo de personas
que, con las adaptaciones adecuadas podrían llegar a ser altamente productivas
cumpliendo un rol relevante dentro de la sociedad y contribuyendo al desarrollo del país
puesto que las personas con discapacidad constituyen una gran parte de la población en
situación de vulnerabilidad, respecto de esto, la ENDISC II evidenció que alrededor del 50%
de las personas con discapacidad se encuentran concentradas en el primer y el segundo
quintil, es decir, los quintiles más vulnerables de nuestro país. Esto refleja la importancia
de la implementación de políticas de inclusión que tengan un impacto social para avanzar
a una sociedad equitativa e inclusiva.
Es por ello por lo que en las últimas dos décadas Chile se ha adherido a las distintas
iniciativas internacionales orientadas a avanzar hacia la inclusión de personas con
discapacidad en todos los ámbitos sociales. | es_ES |