Comparación de métodos de estimación del consumo aparente de carne de ave

Abstract

En las últimas décadas, la industria avícola nacional ha tenido un notable crecimiento y desarrollo tecnológico, consolidándose como la principal industria de carne en Chile. La mayoría de la producción se obtiene bajo un modelo de integración vertical, lo que ha permitido un fuerte desarrollo del sector y el aumento sostenido de la producción, que trae consigo un aumento del comercio internacional y, naturalmente, del consumo interno. Para estimar este consumo, se utiliza el indicador de consumo aparente, que mide la cantidad de producto disponible para ser consumido durante cierto período, calculado en base a la suma de la producción e importaciones, menos la cantidad exportada. El problema es que el comercio incluye productos de diversos tipos, desde cortes tradicionales, deshuesados y marinados, hasta carnes sazonadas o procesadas. En ellos se puede haber sacado huesos y piel o agregado insumos de otro origen, por lo que no es adecuado sumar el total importado o restar el total exportado a la producción nacional. Así, al estimar el consumo aparente es necesario expresar estas cifras en una medida común (carne en vara) que permita la comparación con el consumo de otras carnes y en otros países. Esto se realiza mediante factores de conversión. En Chile, tanto ODEPA (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias) como Expocarnes A.G. estiman el consumo aparente con una fórmula que entrega distintas cifras. Así Expocarnes utiliza factores de conversión generando un nuevo volumen de exportación. Este estudio estimó el consumo aparente de acuerdo a metodologías usadas para otras carnes (en especial bovino) y en otros países. Para ello se recolectaron datos de producción, exportación e importación de carne de ave durante los años 2008-2011. Los datos de exportación e importación fueron convertidos a equivalente carne en vara, corrigiendo con el factor 1,5 todo el comercio de carne sin hueso, por 0,8 el de productos preparados y excluyendo despojos. Los factores se aplicaron sobre cada registro según la descripción del producto y no de acuerdo a su glosa arancelaria, como se hace comúnmente. Como resultado de la metodología usada, las estimaciones del consumo aparente per cápita tienen diferencias que pueden superar los 2,0 kg por habitante año. Esto lleva a plantear la necesidad de tener un método de cálculo que represente de manera más cercana el consumo real de carne de ave, como se hace en otros países