Con el descubrimiento de los rayos X en 1895, se abrió un nuevo mundo, el mundo de las estructuras moleculares. La cristalografía que usaba los rayos X tuvo un progreso enorme a pesar de los problemas que tenía esta técnica: metodologías de cristalización, nivel de los cálculos para determinar la estructura y problema de la fase, que con la ayuda de principios físicos y metodologías computacionales fueron superados. La cristalografía no sólo repercutió en la Física y Química sino también en la Biología, puesto que se pudo conocer la estructura de muchas proteínas y enzimas, incluyendo al ribosoma. Más tarde, con el descubrimiento de la difracción de electrones y la invención del microscopio electrónico en 1934, se aumentó aún más la resolución de las estructuras cristalinas. Sin embargo, la difracción de electrones presentaba dificultades; las cuales se resolvieron con la creación de nuevas técnicas y avances tanto a nivel de los microscopios utilizados, como de software especializados en la determinación estructural. Todo lo anterior decantó en la criomicroscopía electrónica, y en este año, una nueva técnica que sería crucial para la determinación de estructuras de moléculas pequeñas llamada “criomicroscopia electrónica por difracción de electrones”.
es_ES
Lenguage
dc.language.iso
es
es_ES
Publisher
dc.publisher
Universidad de Chile
es_ES
Type of license
dc.rights
Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 United States