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Professor Advisordc.contributor.advisorRomero Aravena, Hugo es_CL
Authordc.contributor.authorSarricolea Espinoza, Pablo es_CL
Staff editordc.contributor.editorFacultad de Arquitectura y Urbanismoes_CL
Staff editordc.contributor.editorEscuela de Postgradoes_CL
Admission datedc.date.accessioned2012-09-12T18:00:53Z
Available datedc.date.available2012-09-12T18:00:53Z
Publication datedc.date.issued2008es_CL
Identifierdc.identifier.urihttps://repositorio.uchile.cl/handle/2250/101166
Abstractdc.description.abstractLa urbanización es una de las acciones humanas que más altera los sistemas naturales. La construcción de las ciudades implica la generación de islas de calor debido a que los materiales que la componen, absorben, almacenan y emiten la energía radiante; modifica la rugosidad del terreno, principal característica que condiciona la circulación de los vientos a nivel de superficie (OKE, 1987, CHEN y WONG, 2006); reemplaza las coberturas vegetales del suelo por superficies impermeables que reducen irreversiblemente la evapotranspiración y con ello, la capacidad de enfriamiento del aire (YUAN y BAUER, 2007); desmejora la calidad del aire y, desde luego modifica el balance hídrico de los territorios. Todas estas modificaciones, entre otras, hacen posible sostener que las ciudades generan un nuevo ecosistema, que es definido según ROMERO et al. (2001) como medio ambiente urbano. Ello involucra que las ciudades son responsables de sus propias condiciones ambientales, en las que destacan sus efectos sobre el clima, especialmente el campo térmico. Las ciudades chilenas han experimentado en las últimas décadas un proceso de explosivo crecimiento espacial, consiguiendo, en el caso de Santiago, triplicar su superficie entre 1975 y 2004 (ROMERO et al., 2007). En este contexto, de crecimiento físico ilimitado y rápido de las ciudades, se ha establecido que dicho proceso ha tenido profundos efectos sobre la sustentabilidad ambiental. Ello ha repercutido en la pérdida de servicios ambientales y en el aparecimiento de islas de calor, pérdida de vegetación y humedad y malas condiciones de ventilación al interior y en el borde de las ciudades (ROMERO, 2004). Esto se ha visto mayormente agravado debido a que las ciudades latinoamericanas de tipo compacto se han trasformado en los últimos 20 años (especialmente las metrópolis) en ciudades de tipo disperso. El proceso ligado a este tipo de urbanización se denomina “urban sprawl”, lo cual implica un crecimiento periférico discontinuo, al decir de ORTIZ y ESCOLANO (2005) y una metropolización expandida (DE MATTOS, 1999). Sus consecuencias significan altos costos sociales y ambientales. Los costos sociales se observan en el aumento de viajes diarios, las distancias recorridas entre residencia, trabajo y/o estudio y el creciente número de automóviles por hogar. Ello va acompañado de la progresiva segregación socioespacial de sus habitantes y del policentrismo de las funciones urbanas, todo lo cual aumenta las necesidades de movilidad de la población de las metrópolis. El aumento de los viajes y distancia de los recorridos implica un mayor consumo de combustible, un aumento indiscriminado de las tasas de automovilización y de las áreas de congestión de tránsito. Los costos ambientales así generados incluyen aumento en la contaminación del aire, el agua y los suelos, destacando la pérdida de terrenos agrícolas de alta calidad; la impermeabilización, que deriva en aumento del escurrimiento laminar al interior de la ciudad y la pérdida de servicios ambientales tales como las islas frías, infiltración de agua en el suelo y presencia de hábitats de vida silvestre asociados a la existencia de parches y corredores de vegetación. Entre las consecuencias inadvertidas del crecimiento de las ciudades, se encuentra el aumento de las temperaturas urbanas respecto a su entorno inmediato de carácter rural (OKE, 1987). Este aumento artificial de las temperaturas produce disconfort térmico y aumenta la ocurrencia de enfermedades relacionadas con el calor, especialmente durante los días más calurosos de verano. Además, aumenta la ocurrencia de enfermedades respiratorias, debido a que el exceso de calor favorece la formación de Ozono (O3) y conlleva un alza en la demanda energética destinada a sistemas de refrigeración y aire acondicionado, agravando la emisión de contaminantes atmosféricos (CO2, NO, SO2, PM10 y PM2.5) desde las plantas eléctricas. Para la sociedad y los gobiernos (PEÑA y ROMERO, 2005) implica un gasto de dinero adicional, producto del mayor consumo energético, mientras que a nivel planetario contribuye al calentamiento global, debido a que fomenta la emisión de gases de efecto invernadero (GORSEVSKI et al, 2000; STONE y RODGERS, 2001; VOOGT, 2004).
Lenguagedc.language.isoeses_CL
Publisherdc.publisherUniversidad de Chilees_CL
Type of licensedc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Chile
Link to Licensedc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/cl/
Keywordsdc.subjectGeografíaes_CL
Keywordsdc.subjectCrecimiento urbanoes_CL
Keywordsdc.subjectChilees_CL
Keywordsdc.subjectSantiagoes_CL
Títulodc.titleAnálisis de la sustentabilidad del crecimiento urbano de la ciudad de Santiago y sus efectos sobre la configuración de las temperaturas superficialeses_CL
Document typedc.typeTesis
uchile.notadetesisuchile.notadetesisTesis para optar al grado de Magíster en Geografía con mención en Recursos Territoriales


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