Abstract | dc.description.abstract | En primer lugar, se utilizan microdatos provenientes de las cuatro versiones de la Encuesta
Longitudinal de Empresas (ELE), para analizar la productividad laboral de las empresas
chilenas. Para ello se emplea la metodología utilizada por el Ministerio de Economía,
Fomento y Turismo en su boletín “Informe de resultados: Productividad laboral sectorial y
por tamaño de empresa a partir de microdatos”, realizado con la tercera versión de la ELE.
La primera parte, realiza un análisis de productividad por tamaño y sector empresarial
tomando únicamente la cuarta versión de la ELE, es decir, la encuesta del 2015 y se compara
con los resultados del Ministerio para 2013. Los resultados sugieren un leve aumento de la
productividad promedio, a niveles de sectores no se ven grandes cambios, mientras que, a
nivel de tamaño, se observa que la gran empresa es la única que presenta una leve baja en su
productividad.
En segundo lugar, se analiza el desarrollo de la productividad usando las cuatro versiones de
la ELE, es decir, del 2007 al 2015 (teniendo sumo cuidado con los alcances de su
representatividad), haciendo uso de datos de tipo corte transversal. Se encuentra un
crecimiento de la productividad laboral promedio de alrededor del 2% con poca variabilidad.
El sector más productivo resultó ser el de Electricidad, gas y agua, mientras que el menos
productivo fue el de manufactura. De la totalidad de los nueve sectores, seis presentan leves
aumentos, mientras que el resto, o se mantuvo o presentó una baja menor. Según tamaño, se
observa una marcada correlación positiva entre el tamaño de la firma y su productividad
laboral promedio. La microempresa, pequeña 1 y pequeña 2 tienen leves aumentos en su
productividad, mientras que la mediana se mantiene y la gran empresa presenta una caída
menor. Se observa una disminución de la brecha entre la micro y la gran empresa, dicho
acortamiento, tiene que ver con una caída de la gran empresa, más que con un aumento de la
microempresa.
Posteriormente, se realizó una comparación con una serie de países pertenecientes a la
OCDE, ésta se controló por tamaños de la firma y sector en el que se desempeña
(manufacturero o de servicios empresariales, representando cada uno, un nivel de intensidad
de uso de capital opuesto). Dicha comparación, para el sector manufacturero, arrojó una
marcada correlación positiva entre tamaño y productividad laboral en todos los países.
Además, mostró un atraso relativo de la micro, pequeña y mediana empresa chilenas versus la
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gran empresa nacional, con respecto al resto de la OCDE. Esta brecha se hacía aún mayor si
se comparaba con un subgrupo de economías desarrolladas.
De la comparación para el sector de servicios empresariales, se observó como la relación
positiva de productividad laboral y tamaño se perdía completamente para la totalidad de
países, se plantean diversas posibles explicaciones para ello. Por último, se eligió no entrar a
comparar el orden de productividad de las empresas chilenas, según tamaño, con el orden en
el resto de la OCDE (como si se realizó para el sector manufacturero), dado que la
categorización del sector económico utilizada para Chile (según la disponibilidad de datos
existente en la cuarta versión de la ELE), no era exactamente el mismo que para el resto de
los países, por lo que exponer una explicación de lo observado hubiese carecido de
rigurosidad económica.
A través de un ejercicio de estadística descriptiva se encontró que las empresas pertenecientes
a grupos empresariales tenían un valor agregado por trabajador mayor en comparación a
empresas que no pertenecen. Al analizar a las empresas que tienen dentro de su propiedad a
un grupo familiar, se observó una menor productividad para aquellas firmas que cumplían
con este filtro. Un último descubrimiento se llevó a cabo al estudiar las firmas que invertían
en I+D, aquellas empresas que destinaban un lugar o área a la práctica de investigación o
desarrollo arrojaron un mayor valor agregado por trabajador. | es_ES |