Abstract | dc.description.abstract | «La mano desempeña un papel único y muy importante en la vida de una persona;
sirve para agarrar, tiene funciones propioceptivas y comunicativas» (Turner, 2003).
Una persona que se encuentra en esta situación se enfrenta a una pérdida de
la función física, disminución de habilidades de desempeño motor, restricción en la
independencia de la vida diaria, alteraciones del ánimo, posible stress post traumático,
disminución de la autoestima, alteración de la imagen corporal, alteración de
la dinámica familiar, debilitamiento del rol de trabajador, cuestionamiento al sistema
social inmediato en cuanto a nivel de apoyo y red efectiva, etcétera.
Desde el punto de vista traumatológico, la lesión afectará a tejidos blandos,
huesos, sistema muscular, sistema nervioso periférico, vascular, dérmico y tisular en
general; existe en estos casos riesgo inmediato de infección, necrosis, edema y de
síndrome compartimental. Los injertos de piel pueden tomar varios días en cumplir
una cicatrización adecuada lo que retrasa el proceso de rehabilitación.
Es necesario tener en consideración la capacidad del paciente de seguir indicaciones,
su sistema de creencias personales y culturales, actitudes en relación con el
autocuidado y nivel de resiliencia personal, ya que pueden influir sobre el proceso de
rehabilitación y habilitación en su conjunto.
Al inicio del proceso es muy importante colaborar en el manejo del dolor pre operatorio
y postoperatorio ya que se ha demostrado que el paciente disminuye así los
riesgos de presentar alteración aguda dolorosa (Barnes, Ward 2000, extraído de A.
Turner Capítulo 14).
El equipo rehabilitador principalmente abordará esta problemática, pero el terapeuta
ocupacional habitualmente tiene la oportunidad de conocer al paciente antes
del proceso quirúrgico de la amputación; orientar, acoger y adelantar las posible dificultades del proceso de rehabilitación muchas veces ayuda a disminuir la ansiedad;
comentar los aspectos positivos posibles y facilitar valorando la problemática planteada
desde la persona, permite a futuro un mejor proceso de adaptación, considerando
que psicológicamente vivirá etapas de duelo por la pérdida de su segmento y
las implicancias personales que esto significa.
En 1967, Spelman realizó una revisión de casos de pacientes hospitalizados y llegó
a la conclusión que durante las primeras 24 horas, una persona retenía escasa información
entregada por parte del personal de servicio. Sin embargo esto no significa
postergar el inicio precoz del proceso preparatorio en rehabilitación.
Si es posible el terapeuta ocupacional como miembro activo del personal de un
Servicio de Salud y Rehabilitación, puede orientar y discutir cuál puede ser el mejor
nivel de amputación posible para la persona considerando la funcionalidad futura.
Definir una amputación puede ser sencillo, pero su tratamiento es bastante
complejo, según autores diversos podemos encontrar algunas nociones del concepto:
«Es carecer de un miembro o de los miembros como resultado de deformidad congénita,
traumatismo o enfermedad» (Willard & Spackman, 2005). | es_ES |