La vida cotidiana en la comuna e La Estrella durante la primera mitad del Siglo XX: Su dimensión laboral-productiva

Abstract

Esta memoria es un estudio del patrimonio histórico y cultural de la comuna de La Estrella, cuyo objetivo principal es conocer la vida cotidiana laboral – productiva que se manifestó en la comuna en la primera mitad del siglo XX. Para lograr tal objetivo se creó un enfoque teórico – metodológico que propone un esquema conceptual de la vida cotidiana con miras a orientar la labor descriptiva de esta investigación. Ello permitió construir un relato basado en fuentes documentales y bibliográficas, y en prospecciones etnográficas que rescataban la memoria oral de personas que vivieron en aquella época y brindaron su valioso testimonio. La vida cotidiana de la comuna se erigió en una geografía de secano, en donde la agricultura y ganadería eran las principales actividades que ocupaban a sus habitantes. El paisaje estaba dominado por pequeñas propiedades campesinas, una veintena de fundos y algunas haciendas, distribuidas en localidades alrededor de la aldea de La Estrella, modesto centro político, religioso y comercial. La estructura social de la época estaba determinada fundamentalmente por la tenencia de la tierra, distinguiéndose clases altas (hacendados y dueños de fundo), medias (pequeños propietarios emergentes, comerciantes, empleados mayores y profesionales), bajas (pequeños propietarios modestos, inquilinos y trabajadores sin tierra) y marginales (afuerinos). El trabajo agrícola tenía rasgos distintivos en cuanto a organización y condiciones laborales, según se realizara en haciendas, fundos o pequeñas propiedades. Además de describir estos aspectos, se describen las labores implicadas en la producción del trigo, la lenteja y el garbanzo, todo esto a través de la memoria de quienes con sus propias manos forjaron su vida junto a la tierra. La vida laboral en La Estrella no sólo se restringía a lo agropecuario. Fruto del conocimiento transmitido a través de generaciones, existían oficios y artesanías que satisfacían las demandas comunes de consumo en aquel tiempo, y permitían generar ingresos monetarios para los pobladores que se especializaban en estos rubros. Es así como se describen las actividades productivas y organización del trabajo en la herrería, la esquila, la hilandería, la artesanía del telar, y la elaboración de chicha y aguardiente. Finalmente, se considera que el estudio de la vida cotidiana en el pasado de nuestras zonas rurales, siguiendo el enfoque que se propone en esta memoria, permite aportar información amplia y valiosa para diversas actividades de rescate, valoración y aprovechamiento del patrimonio cultural local. Lo anterior pone en relieve el lugar que la disciplina antropológica podría ocupar tanto en investigaciones como en intervenciones dedicadas al tema. Sin embargo, aún hace falta que existan más y mejores instancias por parte de la sociedad toda para trabajar el patrimonio cultural local incorporando a los pobladores y pobladoras como los principales gestores de los bienes culturales que les pertenecen, en visiones estratégicas que propendan al desarrollo de las comunas rurales y de sus habitantes.