Abstract | dc.description.abstract | El Big Data es “el petróleo del siglo XXI”, tal como lo denominó un artículo de The Economist1. El control
de Big Data de los usuarios otorga a las principales empresas tecnológicas, como Facebook, Google,
Amazon y Apple (en adelante, indistintamente, “Gigantes Tecnológicos”) una ventaja competitiva que
incide en varios mercados a la vez: Google “puede ver lo que las personas buscan, Facebook lo que
comparten (y) Amazon lo que compran”2, en relación a los mercados de motores de búsquedas online,
redes sociales y comercio electrónico (en adelante, “e-commerce”), respectivamente.
Para efectos de este trabajo, la expresión Big Data refiere, en general, al cúmulo de información que se
recolecta masivamente mediante plataformas de internet respecto a características y comportamientos
personales de sus usuarios. Estos datos, al ser recolectados y sistematizados, generan metadatos, esto es,
“datos que versan sobre datos, información que un sistema computarizado usa para operar o información
que es un producto de esa operación”3, que permite describir las acciones, gustos e intereses de los
usuarios, a partir de la experiencia de uso en cada plataforma4. Esta información puede ser monetizable
para la plataforma mediante la venta de publicidad. A diferencia de la publicidad física, estas plataformas
“permite[n] a los avisadores identificar las inclinaciones [bias] de los usuarios y apelar directamente a ellas,
en forma individual a cada uno”5, por lo que la publicidad suministrada será más atractiva para los
usuarios, y más efectiva para los avisadores. De esta manera, mientras que para los usuarios el acceso a
las plataformas es típicamente gratuito, los beneficios se obtienen a partir de la publicidad, beneficios que
en este caso se ven notoriamente aumentados por la monetización de los datos personales | es_ES |