Abstract
Cuando en abril de 2010 trascendió que el ex párroco de la influyente iglesia de El Bosque, Fernando Karadima Fariña, era acusado de abuso, las fuerzas ligadas a los poderes político, económico y comunicacional surgieron rápidas, en una cerrada defensa, mientras ponían en cuestión la credibilidad de las víctimas. Duros juicios de algunos altos dignatarios eclesiásticos aparecieron en las páginas de los diarios y en imágenes de televisión, incluso antes de que el médico James Hamilton, el periodista Juan Carlos Cruz, el filósofo José Andrés Murillo y el abogado Fernando Batlle hicieran públicas sus denuncias.