Abstract | dc.description.abstract | La crisis política de 1969, una de las más
importantes del franquismo, culminó con la presencia en el gobierno de los artífices del despegue de la economía española a partir de 1959: los denominados tecnócratas. Entre ellos destacaba, al frente de Asuntos Exteriores, la figura de Gregorio López Bravo, quién había realizado una brillante carrera en la administración pública, y participado en la puesta en marcha del Plan de Estabilización. El nuevo ministro imprimió a la acción exterior una filosofía orientadora, la llamada Doctrina López Bravo, que procuraba dinamizar la presencia de España a través de la universalización de sus relaciones internacionales, o apertura a todos, caracterizada por la no injerencia en los asuntos internos de los estados. Por entonces, América Latina estaba inmersa en un proceso de transformaciones de estructuras socio-económicas, transitando por momentos de demandas y cambios políticos agudos. En aquel contexto, en donde la necesidad de acelerar su desarrollo económico se hacia urgente, España se sintió habilitada para ofrecer a la región su propio modelo de superación del sub-desarrollo, encontrando además una vía para conjurar el importante déficit comercial existente con la zona. Así se diseñó el Plan Iberoamericano, que ofrecía cooperación técnica, financiera y comercial a cambio de la apertura de zonas de negocios. Aunque López Bravo recorrió casi todos los países iberoamericanos, el mayor interés se centró en el Cono Sur. El objetivo del trabajo es desplegar los avances y obstáculos que aquella política experimentó en la región, en particular en Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay, y las posibilidades que dejó planteada, mediante el uso extenso de documentación original, de memorias de los protagonistas, de la utilización de la prensa de la época y de la aplicación de categorías teóricas que permitan comprender aquella manifestación de realpolitik de la diplomacia del tardofranquismo. | es_CL |