Abstract
Hay dos razones por las que creemos
que la adopción de tecnología debe
ser el primer paso de nuestra política
nacional de innovación. Primero, porque
el tamaño de la brecha de ingresos
entre los países desarrollados y
Chile –explicada por diferencias en
eficiencia– es una prueba de que las
ganancias potenciales por adopción
son significativas. Segundo, porque
hay una receta básica que, aunque
mayoritariamente aceptada, en la
práctica no se implementa de manera
ubicua: promover la competencia.