Rol de la emoción en la conducta alimentaria
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2020
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Las emociones tendrían un rol en la elección, calidad y
cantidad de alimentos ingeridos, lo que llevaría al aumento
o disminución del peso corporal. La relación entre las
emociones y la conducta alimentaria es bidireccional y es
dependiente del contexto, de la variabilidad de la emoción
en cuanto a su valencia, excitación e intensidad, así como
de la variabilidad fisiológica del sujeto. Dentro del contexto
de la obesidad, se ha descrito el concepto del “comedor
emocional” como aquel individuo que utiliza los alimentos
como un mecanismo disfuncional para afrontar sus emociones
negativas (ira, apatía, frustraciones, entre otras). Estas
emociones negativas estarían más presentes en situaciones
de alto estrés percibido, lo que conllevaría al aumento de
la ingesta de alimentos llamados “reconfortantes”, como
lo son aquellos altos en azúcares y grasas. La presencia del
comer emocional sería más prevalente en mujeres que en
hombres; en personas obesas que en aquellas con estado
nutricional normal y en contextos de restricción alimentaria.
Las últimas investigaciones señalan que la forma en cómo
regulamos nuestras emociones permitirían controlar la
cantidad o calidad de los alimentos que se ingieren, siendo
una estrategia efectiva para el control alimentario. Emotions may have a role in the choice, quality and quantity
of food ingested, which may lead to an increase or decrease
in body weight. The relationship between emotions and
eating behavior is bidirectional and is dependent on the
context, the variability of the emotion in terms of its valence,
excitation and intensity, as well as physiological variability.
Within the context of obesity, the concept of the “emotional
eater” has been described as an individual who uses food
as a dysfunctional mechanism to cope with negative emotions
(anger, apathy, and frustrations, among others). These
negative emotions would be more present in situations of
high perceived stress, which would lead to an increase in
the intake of so-called “comfort foods”, such as those high
in sugars and fats. The presence of emotional eating would be more prevalent in women than in men; in obese people
than in those with normal nutritional status and in contexts
of food restriction. The latest research indicates that the
way in which we regulate our emotions would allow us to
control the quantity or quality of the food we eat and an
effective strategy for food control.
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National Science Foundation (NSF) 1405634
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Rev Chil Nutr 2020; 47(2): 286-291
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