Hacia una política de migración laboral : desafíos y buenas prácticas desde la experiencia comparada

Abstract

La inmigración ha pasado a ocupar un espacio importante en la agenda de política púbica chilena en el último tiempo, debido a una masiva llegada de extranjeros al país en la última década, con lo que la población extranjera pasó de representar un 1% de la población total en 2006, a un 7,8% en el año 2019. Esta migración ha tenido un carácter predominantemente intra regional, con personas que provienen de otras comunidades de América Latina. Los factores detrás de la migración son diversos, pero a partir de la revisión de los flujos recientes, que provienen principalmente de Venezuela, Colombia y Haití, se puede desprender que estos están marcados por una combinación de elementos políticos, sociales y económicos, (particularmente laborales), tanto de los países de origen, que motivan a emigrar, como de Chile, país que a partir de su importante crecimiento económico durante la primera década del Siglo XXI, comenzó a reunir las condiciones para ser un destino atractivo para la migración intra regional. Esta masiva llegada de población extranjera obligó a las autoridades a revisar el marco regulatorio de la migración en el país, el que data de 1975, año desde el cual las condiciones y realidad de la migración han cambiado considerablemente. En respuesta a esta inquietud de política, en el año 2013 fue presentado el Boletín N° 8970-06, proyecto que crea una nueva ley de Migración y Extranjería. Dicho proyecto, que tiene como propósito declarado “generar nuevas condiciones para una migración segura, ordenada y regular y actualizar la normativa que regula la migración” (BCN, 2020) se encuentra a la espera de su promulgación y publicación, para convertirse en ley.