Abstract | dc.description.abstract | Introducción: El ataque cerebrovascular (ACV) es la primera causa de muerte en el país. La evidencia muestra que el 90% de los infartos cerebrales son atribuibles a factores de riesgo modificables, entre ellos la dieta juega un rol fundamental al formar parte tanto de la etiopatogenia como de la prevención.
Objetivo: Estimar el efecto de patrones alimentarios saludables en la disminución de la ocurrencia de un primer infarto cerebral en adultos de 45 y más años hospitalizados en Hospital Herminda Martín de Chillan, región de Ñuble.
Métodos: Estudio de caso y control en adultos mayores de 45 años que se ingresaron en Hospital Herminda Martin de Chillán entre agosto 2018 y febrero 2019. Se incluyeron 89 casos con un primer infarto cerebral y 178 controles seleccionados al mismo tiempo y lugar que los casos, utilizando el pareamiento por edad (+ 5 años) y sexo en una proporción 1:2. Una enfermera entrenada aplicó un cuestionario semi-estructurado previamente validado que incluía antecedentes personales, sociodemográficos, cardiovasculares, comportamentales y alimentarios tanto a los casos como a los controles. Se utilizó el cuestionario de adherencia a dieta mediterránea PREDIMED como patrón alimentario a priori y el cuestionario de frecuencia de consumo cuantificado (FFQ) de 149 alimentos de la alimentación tradicional chilena para determinar los patrones alimentarios a posteriori. La adherencia a la dieta mediterránea se clasificó utilizando terciles (Baja:0-5 puntos; Moderada: 6-7 puntos; Alta: 8-11 puntos) y la clasificación del puntaje utilizada en PREDIMED (Baja: 0-4 puntos; Moderada: 5-7 puntos; Alta: 8-14 puntos). Para identificar los patrones alimentarios emergentes se aplicó un análisis factorial de componentes principales (AFCP). Se calculó el riesgo atribuible poblacional de la hipertensión arterial, diabetes mellitus, PAS ≥140 mmhg y consumo de alcohol para la población de Ñuble. Para determinar la asociación entre la adherencia a la dieta mediterránea y la probabilidad de un primer infarto cerebral se utilizó un modelo de regresión logística condicional multivariado, utilizando la baja adherencia como referencia. La adherencia a la dieta se midió según la clasificación del puntaje en terciles, según la clasificación recomendada por PREDIMED y como variable continua. La adherencia a cada patrón alimentario derivados del AFCP se clasificó en cuartiles, considerando el cuartil 1 (baja adherencia) como referencia. Se formuló un modelo de regresión logístico condicional multivariado para determinar la asociación de cada patrón con la probabilidad de un primer infarto cerebral.
Resultados: 69% de los casos fueron de sexo masculino y 69,7% tiene 65 años y más. La edad promedio de la muestra fue 71,8 + 13,9 años. Disminuir la presión arterial sistólica a valores por debajo de los 140 mmhg disminuye un 39% (RAP 0,19 IC95% 0,009-0,27) y eliminar el consumo de alcohol 28% (RAP 0,28 IC95% 0,009-0,13) el riesgo de un primer infarto cerebral en Ñuble. El 15% de la población estudiada tiene una alta adherencia a la dieta mediterránea. Se observa una tendencia que a mayor nivel de adherencia a esta dieta menor es la probabilidad del infarto cerebral (Moderada OR 0,58 IC95% 0,32-1,03; Alta OR 0,50 IC95% 0,21-1,10). El AFCP identificó 4 patrones alimentarios denominados: “Saludable” (caracterizado por consumo cereales, frutas, verduras, carnes blancas y pescados), “Occidental” (caracterizado por consumo de carnes rojas, productos cárnicos procesados, comida rápida y aderezos ricos en sodio), “Saludable más azúcares” (caracterizado por consumo de frutas, verduras, carnes blancas, azúcar y alimentos con azúcares agregados por debajo de la recomendación) y “Occidental más alcohol” (caracterizado por consumo lácteos altos en grasa, comida rápida, aderezos ricos en sodio, vino tinto y otros alcoholes). Una alta adherencia al patrón “saludable más azúcares” disminuye un 60% (OR 0,40IC95% 0,15-0,99) mientras que la alta adherencia al patrón denominado “occidental más alcohol” aumenta 2,14 veces (IC95% 1,01-5,00) la probabilidad de tener un infarto cerebral ajustado por nivel educacional, hipertensión arterial y consumo de tabaco comparado con la baja adherencia.
Discusión: Este estudio fue capaz de identificar la existencia de patrones alimentarios que disminuyeron la posibilidad de infarto cerebral en una población con alta mortalidad cardiovascular, lo que nos sugiere incluir en las recomendaciones el enfoque de patrones alimentarios y no sólo de alimentos como existe actualmente. En nuestro estudio, si bien se aprecia una tendencia protectora de la dieta mediterránea concordante con la evidencia, esta no es estadísticamente significativa.
Conclusión: Entre los factores de riesgo que se asocian al infarto cerebral según lo descrito en la literatura, el consumo de alcohol y la presión arterial ≥140 mmhg tuvieron un impacto en la incidencia de esta patología en la población de Ñuble. Por otra parte, no es posible afirmar que la alta adherencia al patrón de dieta Mediterráneo tenga un efecto protector ante un primer infarto cerebral en la muestra estudiada. Por último, el consumo de azúcares por debajo de la recomendación de la OMS (5% de las calorías totales) pudiese tener un efecto protector ante un primer infarto cerebral, sin embargo, al ser controversial este hallazgo se sugiere esperar tener más evidencia al respecto o explorar otras variables que pudiesen estar interviniendo en esta relación. | es_ES |