Abstract
El fenómeno migratorio representa uno de los desafíos más significativos para los países en la actualidad. Las dinámicas migratorias, frecuentemente silencias e invisibles, afectan especialmente a niños, niñas, adolescentes y sus familias, potenciando las desigualdades sociales existentes. Ante esta realidad, se hace imprescindible un compromiso ético y político entre Estados para asegurar que todos las niñas y los niños migrantes transfronterizos accedan a la educación en los meses posteriores a su llegada, en cumplimiento de su derecho a la educación.