Abstract
Las producciones dramáticas ocupan 90 horas semanales en la parrilla programática de los cinco canales de televisión abierta del país. Tras la emisión de cada capítulo hay un elaborado trabajo de producción y una millonaria apuesta para conseguir las preferencias de los telespectadores.
¿Es rentable el negocio del drama para nuestro país?, ¿cómo trabajan las grandes potencias “telenoveleras” en el continente”?, ¿es factible exportar la producción nacional?. Son interrogantes a las que el presente trabajo pretende dar una respuesta.
General note
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