Abstract | dc.description.abstract | A lo largo de nuestra formación académica, se nos ha explicado que el supuesto básico
a utilizar al modelar el comportamiento humano, es la racionalidad. Vale decir, que
nuestros pensamientos, decisiones y elecciones son realizados balanceando costos y
beneficios de forma perfecta, y que siempre tomaremos la opción más beneficiosa
para nuestras vidas. Y que si - llegamos a cometer algún error, será nuestra
racionalidad la que nos ayudará a no volver a cometerlo, perfeccionando nuestro
pensamiento con el tiempo. En base a esto, siempre hemos asumido y predicho
nuestro actuar - con racionalidad en la vida diaria. Sin embargo, esto simplemente se
queda atrapado en el papel. En la realidad, vemos que nuestras decisiones son
influenciadas de sobremanera por lo que ocurre en nuestro entorno directo; de esta
forma resultamos no ser tan racionales como creemos ser. Incluso, hay varios autores
que plantean que las personas somos predeciblemente irracionales (1,2), cometiendo
errores sistemáticamente. Es entonces, que a partir de esta irracionalidad y de los
errores en la conducta humana, que nacen corrientes de pensamiento con el fin de
incorporar estas irracionalidades en la teoría. De esta forma, aparecen las Finanzas
Conductuales hace dos décadas, las que se asume que los inversionistas al momento
de decidir qué hacer con sus finanzas, cometen errores. Estos errores son habituales y
repetidos, con lo que algunos autores han definido y clasificado (3) los tipos de sesgos
que puede tener un inversionista al momento de enfrentarse a este tipo de decisiones.
Es interesante adentrarse en esta materia, puesto que cada día ha tomado más fuerza,
y que es útil aceptar esta realidad humana envés de engañarnos asumiendo supuestos
que en realidad no se aplican a nuestro comportamiento. Lo primero que debemos
abordar es que las decisiones que tomamos día a día no son absolutamente racionales,
sino que son dependientes del contexto en el cual nos encontramos Basándonos en investigaciones anteriores, tales como la de Barber & Odean de 1998 en la cual contrastaron el efecto del género de las personas sobre la Sobre
Confianza. Concluyeron que efectivamente los hombres son más sobre confiados, sobre todo en aquellas áreas en las cuales ellos suelen desarrollarse, o sea, ámbitos
“masculinos”, en los cuales podemos incluir las finanzas. Es por esta razón que vemos
en que en los mercados financieros existe un exceso de transacciones de activos.
A partir de esta información es que he decidido realizar una investigación que también
contraste los sesgos de percepción en diferentes grupos de control. | |