Abstract | dc.description.abstract | Este trabajo se sustenta en la importancia que la lengua madre tiene para cualquier cultura, pues ella representa la delicada cama en que reposan conocimientos, experiencias, sentimientos, sueños, buenos momentos y malos momentos. La razón de abordar esta problemática, quizás la más polémica dentro de los estudios sobre poesía mapuche, tiene su explicación en mi proceso personal de aprendizaje de la lengua mapuche. Motivada por una inquietud que me acompañaba desde la infancia y por el cariñoso apoyo de mi autodidacta kimeltufe (profesor), ingresé al ensortijado mundo de una lengua sin referentes, en el sentido de que su propia autonomía, la misma por la que hoy trabajan aquellos que anhelan el resurgimiento y la consolidación de la Nación Mapuche, no permite hacer ligaciones con otras lenguas, ni visualizar isoglosas, ni nada que haga de ésta un objeto de estudio más fácil o cercano o comparable (sólo nos ayuda la, dentro de todo, abundante toponimia sureña que nos queda). El mapudungun es un idioma que ha sufrido tanto hostigamiento, censura y vejámenes que ya no se entiende sólo como el lenguaje originario de una etnia; alrededor de él se ha tejido todo un enmarañado tapiz de opiniones basadas en aspectos sociolingüísticos, culturales, políticos, literarios, enraizados en la tradición y en la innovación, etc. Así, en el descubrimiento de esta lengua milenaria, sentimos una coherencia única entre ella y el actuar de su pueblo: el habla de la tierra me dirigió su palabra, cautivándome y haciéndome reflexionar sobre la implicancia de la condición primaria, la oralidad, en su concretización más hermosa, la poesía. | es_CL |