Abstract | dc.description.abstract | En Chile, más allá de las crisis económicas, el acceso al crédito se ha incrementado en
forma notable y sostenida desde la década de los 80’ en adelante. Ello ha permitido que
las familias de todos los estratos aumenten sus niveles de consumo, modificando
considerablemente sus condiciones de vida, pero esto acompañado de un aumento de su
nivel de endeudamiento.
Los créditos tienen su origen en nuestro país en los años 70’, vinculados a las políticas
gubernamentales de liberalización de fondos, reorganización de la Banca y
potenciamiento de la inversión. Sin embargo, su expansión se sitúa fundamentalmente en
la década de los 80’ y está vinculada a la crisis bancaria. Esta crisis gatilla el ingreso al
mercado de nuevas instituciones financieras, las que complementan y diversifican la
oferta de créditos a nivel nacional. Este crecimiento acelerado de los créditos se mantiene
e intensifica durante los años 90’ y pasa a formar un indicador más del sostenido
crecimiento económico del país.
La deuda es un elemento que esta presente en la gran mayoría de los hogares
Chilenos: Según cifras obtenidas en la Encuesta Financiera de Hogares del 2007 realizada
por el centro de Microdatos de la Universidad de Chile y por encargo del Banco Central, se
desprende que del total de hogares de nuestro país al menos el 61% tiene algún tipo
deuda. Por otra parte, el 57% de los hogares tiene deudas exclusivamente de consumo y
un 46% tiene deudas de consumo adquiridas en casas comerciales. Es destacable,
también, de este estudio que los quintiles de ingresos medios tienden a ser los con mayor
número de deudas en cualquiera de las categorías consideradas, salvo en relación a las
deudas Bancarias e Hipotecarias, que aumentan a medida que aumenta el ingreso.
El aumento del consumo y el fuerte endeudamiento, se presentan entonces como dos
importantes consecuencias que este mayor acceso al crédito ha tenido a nivel de la
experiencia cotidiana de las familias chilenas. Por el lado positivo se puede decir que hay
mayor acceso a bienes que con el solo ingreso presente no se podría financiar.
Pero este mayor acceso al crédito también trae aparejados efectos negativos sobre la
vida familiar. Como dice el dicho “no hay rosas sin espinas”, la realidad es que las personas
se embarcan crecientemente en deudas para cubrir sus necesidades y deseos pero este
endeudamiento genera importantes niveles de angustia y ansiedad para estas personas y
al interior de los hogares, especialmente entre los sectores de menores ingresos y los más
desprotegidos. | es_CL |