Cine: territorio de posibilidades filosóficas: perspectivas de infancia desde la mirada de Hayao Miyazaki

Abstract

En el presente trabajo, se intentará posicionar al cine como un medio posibilitador de pensamiento capaz de encontrarse con la filosofía, para así dialogar con conceptos de esta disciplina como la infancia. El cine tiene como particularidad poder capturar y representar de manera continua -mediante imágenes en movimiento y sonidos-, acontecimientos, emociones, culturas, contextos históricos determinados que pueden ayudarnos a problematizar, analizar, comparar e identificar elementos diversos de las múltiples sociedades humanas a lo largo del planeta. Es posible la creación de instancias en las que se pueda reflexionar mediante imágenes en movimiento y conceptos que residen en cada historia que se cuenta. Según lo que nos dice Marrati (2006) sobre la visión de Deleuze sobre el cine en sus ensayos, es que con las películas es posible capturar la realidad de un momento o una sociedad y debido a esto es capaz de funcionar como un detonante en cada persona para que así podamos pensar y cuestionar nuestras propias realidades, valores, discursos y principios que existen en nuestro mundo. Creando un punto de encuentro entre problemáticas filosóficas y los espectadores de una manera distinta, diversificando el análisis de conceptos; debido a que el cine es una forma de pensamiento en sí mismo: Lo que quiere decir que el pensamiento singular del cine se expresa en las imágenes que produce. En este nivel, el cine no tiene necesidad de nada más (…) La filosofía, como ejercicio del pensamiento, también tiene su autonomía propia. Lo que significa, para Deleuze, que la filosofía produce “objetos” específicos, los conceptos, y, en este sentido comparte con las artes el hecho de ser una forma de pensamiento y un acto de creación (Marrati, pág. 105) Es por eso que mediante estas imágenes en movimiento que proyecta, el cine es capaz de sacudir al espectador para que pueda percibir las historias contadas de manera emotiva, introduciéndolos a toda la gama de realidades posibles, siendo su potencial el arte de transmitir y difundir distintos tipos de realidades planteándose como una forma distinta de lenguaje que no solo nos invita a impregnarnos de distintos modos de vida, sino también a diversificar la forma en la que se genera el conocimiento a nivel académico. Cada filme nos cuenta la historia de un universo propio -que puede ser fantástico o no- y a su vez nos ilustra conceptos para que así, mediante películas, puedan realizarse cuestionamientos sobre el mundo, a partir de la relación entre la razón y las emociones que pueden surgir mientras vemos cine. Sin perder de vista lo anteriormente señalado, pensando el cine como un espacio para pensar filosóficamente, tomamos como herramienta el concepto de logopatía acuñado por Julio Cabrera, que nos invita a pensar el equilibrio entre la razón y las emociones que nos ilustra el cine para poder entender de formas más vastas las estructuras del mundo humano. La tesis busca indagar cómo el cine termina siendo una forma de expresión de la realidad capaz de mostrarnos diferentes modos de vivir y percibir el mundo a través de la emocionalidad y así funcionar como un medio en el cual puedan interactuar conceptos y problemas filosóficos, junto a los espectadores. En este escrito se pretende analizar el concepto de infancia en particular desde la perspectiva filosófica, poniendo hincapié en las diferencias con la visión hegemónica que poseen los medios de comunicación y la industria cultural sobre esta, por lo tanto, mostrar cómo el cine puede mediar entre la infancia y sus problemáticas filosóficas. Todo esto desde la mirada del cineasta japonés Hayao Miyazaki y su película “El viaje de Chihiro” (Suzuki, 2001); ilustrando la visión distintiva del director sobre la infancia y la niñez y de cómo es compatible con las concepciones filosóficas de infancia, siempre con la finalidad de ayudarnos a comprender dicho concepto y sus problemáticas en el mundo contemporáneo a través de mundos fantásticos, paisajes maravillosos y personajes entrañables generando en nosotros una especial conmoción emocional, que nos ayudaría a problematizar la infancia desde una mirada empática y completa, pues la racionalidad característica de la filosofía no sería suficiente, abriendo las formas de comprenderla para así también problematizar la apertura a los espacios de conocimientos: se puede hacer filosofía desde los más diversos medios, escritos o a través de películas animadas que cualquier persona podría ver, discutir y repensar.