| Abstract | dc.description.abstract | La caries dental es una enfermedad infectocontagiosa, multifactorial, cuya
incidencia en Chile es de un 98%, por lo que constituye un problema de salud
pública (1). En un estudio epidemiológico realizado el año 1996, se encuentra un
promedio de índice COPD de 4,10 para niños de 12 años y un índice coed de 4,67 en
el grupo de 6 a 8 años (2).
El proceso carioso puede llegar a alcanzar un gran avance antes de su detección y
tratamiento. En muchos casos, para conservar el diente temporal en boca hasta su
período normal de exfoliación, es necesario recurrir a terapias pulpares; dentro de
éstas, la más ampliamente utilizada en dientes temporales es la pulpotomía
terapéutica, considerada como un procedimiento seguro por muchos operadores, sin
embargo, una serie de efectos y complicaciones en la dentición temporal y
permanente han sido reportados.
El formocresol es el más común de los medicamentos utilizados en esta
modalidad de tratamiento. Se ha reportado que luego de ser aplicado en la terapia
pulpar, es absorbido desde el sitio de la pulpotomía, concentrándose en dentina,
ligamento periodontal y hueso alveolar, siendo capaz de distribuirse sistémicamente.
La cantidad de formaldehído circulante, aumenta con el número de pulpotomías
realizadas en cada paciente. Se ha comprobado que es un agente altamente tóxico, se le atribuyen propiedades mutagénicas y carcinogénicas, lo que hace replantearse al
profesional el riesgo/beneficio de su uso y ha llevado a buscar otras alternativas de
tratamiento; de todas ellas, el glutaraldehído ha sido ampliamente estudiado.
También se ha comparado con el hidróxido de calcio, sulfato férrico y electrocirugía,
entre otros.
Una de las complicaciones reportadas en dientes temporales que recibieron
tratamiento de pulpotomía con formocresol, es la formación de lesiones quísticas,
que se desarrollarían a partir de restos epiteliales odontogénicos presentes en el
interior de los huesos maxilares después de finalizada la odontogénesis; los que
gatillados por un estímulo inflamatorio crónico, comenzarían a proliferar hasta
desarrollar un quiste inflamatorio.
La Tipificación Histológica de Tumores Odontogénicos, Quistes de los Maxilares
y lesiones anexas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1992, no
incluye a una entidad patológica de carácter inflamatorio, relacionada
específicamente con piezas dentarias deciduas. Fue Shaw quien en una publicación
de 1980, define como “quiste folicular inflamatorio”, al quiste que está en relación a
piezas dentarias temporales con necrosis pulpar séptica y también en las tratadas
endodónticamente con formocresol u otros compuestos fenólicos, sugiriendo que la
medicación usada en la terapia pulpar, es la responsable del rápido crecimiento de los
quistes. | es_ES |